Mosoq Llacta (Pueblo Joven), es el distrito más sureño de Acomayo –Cusco-, al borde de la laguna Posqococha, parte del circuito turístico Cuatro Lagunas, es vecina de Tungasuca, tierra de Túpac Amaru, y de Combapata, punto de salida al Vilcanota. Se trata de una tierra fértil, de lagunas gloriosas de aguas azules (disculpen, transparentes) pobladas de vida, en cada una de las cuales cabe varios distritos; inmensos terrenos agrícolas donde se almuerza temprano para comer huatia a medio día, tierra de la revolución de Túpac Amaru, por tanto de historia, de tradición, y de salud para el cuerpo y alma del hombre y del planeta. Una gran riqueza en muchos sentidos.

Resulta entonces misterioso cómo se privilegia en ella la inversión en minería. Un adecuado planeamiento del desarrollo tendría que ver primero su potencial ecológico, turístico, agrícola. Ni que decir que se trataría de un desarrollo sostenible, a escala humana. En cambio se privilegia el corto plazo con el riesgo de destruir una riqueza de gran potencial.

El reporte de conflictos sociales de abril de la Defensoría del Pueblo da cuenta de cómo el distrito y comunidades de Mosoq Llacta se oponen a la concesión otorgada a las empresas Rumi Maki y Qochapata.  Cuesta creer que no haya otro medio que la minería para disparar el desarrollo.