Esta semana los medios han insistido en hacer todo mal. Beto Ortiz y Thorndike han repasado espantados los horrores de S.L., su resumen me ha causado repulsa, pero no se confundan, lo que me genera leer al primero y oír al segundo no viene de su relación de miedos, sino de saber que tras sus ojos pasmados, en los pliegues sucios de sus cabezas, quien en realidad recita la letanía de crímenes son unos párvulos egocentrados con los labios ensalivados de placer por la atención lograda con el morboso recuento, y que tras ellos están los productores de sus programas y los dueños de sus canales, gozando también por el rating logrado. Y que delante van los aterrorizados televidentes, excitados también por el repaso de su elegía de sobrevivientes, y que al lado los verdugos disfrutan la atención conseguida esta vez sin derramar gota alguna de sangre. Un gozoso teatro de perversidad, una casita del horror cómplice entre víctimas y victimarios, que no lleva dentro ni una verdad importante. Más que periodismo, un talk show insano dedicado al eterno retorno de nuestra miseria.

Y ahora la buena gente progre, con quienes normalmente me gusta identificarme, está reclamando en la red por una campaña por la memoria. Pero aguanten ¿Qué es una campaña por la memoria? Porque como se está manejando parece una solicitud para hacer procesión de rodillas autoflagelándose con un sanmartincito rumbo al Ojo que llora. Ay! cómo nos hicieron sufrir estos hombres malos! Me parece que la mayoría de los periodistas están confundiendo memoria con martiroloquio. Memoria no debe ser un recuento de dolor, sino un ejercicio crítico de cómo sucedió esto, y para ello el miedo no sirve de nada. El artículo último de RMP va mejor plantado que el resto de productos de su gremio, pero no escapa del manto sangriento que oscurece las preguntas más serias, que a mi parecer son ¿qué fue Sendero con respecto al Perú de entonces y qué son estos movimientos pro impunidad, tanto de Sendero como del Fujimorismo, con respecto al Perú de ahora? Y ¿qué tiene que ver en todo esto ese grupo de ricachones de derecha que ponen a los ministros de economía en este país? Claro que son preguntas que difícilmente nos haremos, pues significan vernos en un espejo y renunciar a vivir pisando al otro.