Contrariamente a lo que el gobierno afirma, el 2012 será recordado como el año de la exclusión social y la gran continuidad. Si habían dudas, el presidente se ha encargado de despejarlas, cerrando el año con un apoyo explícito a la CONFIEP en su rechazo a la nueva ley general de personas con discapacidad.

2012, AÑO DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y LA GRAN CONTINUIDAD

¿Quién decide en qué tipo de sociedad vivimos y cuál es esa sociedad? Supuestamente estamos en una democracia y por tanto lo decidimos todos, pero bueno ¿no somos tan ilusos, no? sabemos que quienes deciden son quienes tienen más poder. Si alguna duda cabe, las críticas de Humberto Speziani, presidente de la CONFIEP, a la nueva ley general de personas con discapacidad, que manda a la empresa privada a tener 3% de personas con discapacidad en sus planillas, y el inmediato eco de Ollanta Humala al respecto, terminan de aclararnos quién gobierna este país y a quién le rinde cuentas el presidente.

Con buena intención Wilfredo Guzmán, presidente de CONADIS y caricaturista Carlín, han remarcado que la CONFIEP parece desconocer las distintas habilidades y los diversos aportes que las personas con discapacidad pueden ofrecer. Pero a mi parecer el centro del problema no está ahí, sino más bien en la justificación de Speziani; que dicha ley generará sobrecostos, afectando a los trabajadores, cuyos sueldos podrían bajar.

Hay que reconocer primero que aquí hay la reiteración un chantaje: si nos obligan a cumplir con la ley le quitaremos dinero, trabajo o derechos, a los que ya los tienen. Para cierta empresa y mentalidad en el Perú, de la cual la CONFIEP es ilustre representante, cumplir con derechos, es decir: un trabajo justo con cts, vacaciones, 8 horas, aportes a jubilación, seguridad social, sueldo decente, buenas condiciones laborales, inscripción en planillas, etc, es un sobrecosto y eso no están dispuestos a asumirlo ellos, o sea que se lo trasladarán siempre a los trabajadores. No hay secreto al respecto, esto es algo que se dice sin reparos.

En el fondo lo que hay es entonces un tema de justicia social. No vamos a esperar que instituciones cuyo fin es el lucro y cuya ideología es la codicia, decidan por una sociedad menos desigual, la desigualdad es su naturaleza. Pero que el presidente del país salga a calmarlos, es sólo prueba de para quiénes gobierna. Y las maneras dicen tanto. Pretendiendo mostrar seriedad (carácter velozmente extraviado a punta de traiciones y cantinfladas), argumenta el presidente que con esta ley se afectaría el derecho a la contratación. Es decir, la libertad de la empresa para hacer lo que sea por dinero está por encima del trato justo y el respeto a los más débiles. Finalmente, pretendiendo un aire salomónico -que tratándose de él no puede ser más que un mal chiste-, suelta una frase hecha: “ser bueno es fácil, lo difícil es ser justo”. Pero la verdad es que en esto ser justo es muy fácil, y más bien querer hacerse el listo lo pinta de bufón de la corte de la CONFIEP.

El asunto es terrible pues no se trata del peruano común y corriente (que ya anda bastante mal) sino de ese 10% que tiene una serie de problemas estrechamente vinculados a una difícil inclusión. Lo que tenemos no es sólo un ejemplo más de que la tan mentada “inclusión social” es una gran mentira, sino la muestra más clara de que a este gobierno la justicia y la igualdad no le interesan en lo más mínimo, y que más bien quienes nos gobiernan apuestan por una sociedad regida por la codicia, la mezquindad y la prepotencia.

Una vez más, el abuso del fuerte sobre el débil. Gracias señor Humala por su gran continuidad.